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lunes, 30 de diciembre de 2013

Bolcheviques.





“Ser heterodoxo en España significa vivir con un pie en la horca.
 El asesinato de García Lorca refleja ese odio atávico
que siempre ha caracterizado a un país áspero y huraño.”
(ITWU.)



Dejad ver las siluetas de ellos,
que ante la barbarie
en el ovillo de los caminos furtivos
avanzaron disidentes.
Ahí están sus puños
despertando cuán gallo Rojo,
que no se doblegan,
porque eligen y señalan la vereda;
el camino rojo,
orgullo proletario.
¡Miradlos!
Por valles y montañas.
Por la izquierda avanzando
valientes, solidarios,
internacionalistas,
quienes consecuentes,
nunca se vendieron
ni mudaron de aires;
 sentando sus traseros
como marionetas progres,
en butacas del imperio.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Suicidios Literarios Follados Por Agua, Gas y Seconal.


“Notarás mi cinismo
cuando te llame cariño
pero verás mi alma
cuando se me ponga dura.”
(Montoya, “Semirrecta, el origen.” Julio 2011)

Mientras tomaba un café de solera —recalentado de la mañana anterior— releyó varios renglones de aquella escueta carta que había encontrado en la mesa de la cocina. En las sábanas de su cama todavía quedaban restos del último polvo con ella; lefa seca, sangre de regla y aquel inconfundible aroma al perfume de una conocida multinacional en la que las pijas como ella tiraban de Visa todos los sábados para sentirse felices en sus opulentas vidas.
Dejó la taza y la cuchara en la fregadera y por enésima vez quiso atreverse a escribir algo original e imaginativo pero volvió a dar delantera a la pureza creativa de Sherezade, la envidiaba por su capacidad narrativa y se le iban los ojos por aquellas mil y una noches porque, al contrario que ella, él había perdido totalmente toda fuente de inspiración, hacía más de dieciocho días y catorce horas que bajaba sin frenos «cual goitibehera», las laderas del monte Parnaso. Pero eso no podía seguir así. Aquella pija opusiana, «mala arpía» con la que pasó tres meses, con sus correspondientes noches, de sexo y desenfreno debió sorberle, entre otras cosas, su mierda de creatividad. Él que, a la hora de escribir, siempre presumió de burlarse del amor y saborear con naturalidad la capacidad de deslizarse sobre el folio; ligero, aéreo e inmaterial veía hoy como la mordaza que rodeaba su corazón, se derrumbaba como un castillo de naipes llevándose consigo las ideas siempre fieles que habían discurrido durante décadas en su cabeza, las cuales morían como espermatozoides alborotados a punto de emprender un camino intenso pero corto en el que sólo uno de ellos sobreviviría. Y todo por una ninfómana del Opus que había conocido aquella noche en el concierto de Tonino Carotone.
De la noche a la mañana había dejado de imaginar, de idear, ingeniar, proyectar su creatividad en un papel, estaba en otro ángulo de su mundo paralelo, se veía condenado, atrapado en el mundo de los normales, los que se rigen por normas, los que follan como viven; de mentira y presumen de controlar sus miserables vidas en una sociedad de mierda que los esclaviza cada día un poco más. Qué asco de vida llevan, llenas de puta basura, de apariencias y consumismo.
A medianoche se levantaba entre las mismas sábanas creyendo haber retomado la dinámica pero tan sólo alcanzaba a comer en la cocina las sobras de la noche anterior; kebabs y restos de pizzas mordidos que sustraía a escondidas de la pizzería del barrio, las de cuatro quesos le encantaban aunque esas que llevan piña a pesar de toda la mierda que les echan, fueron siempre su debilidad.
Miró por la ventana de casa y era de noche, el reloj del puto móvil marcaba las cuatro y veintitrés de la madrugada. Tenía tropecientos avisos de llamadas en él y su procedencia se la traía bastante floja. La oscuridad a través del cristal, la nocturna calma que transmitía el barrio y su discrepancia interna con este mundo consumido por las desigualdades formaban una melodía salvaje que lo incitaba a rebuscar musas donde no las había, llenando de pintadas los muros mudos de aquella ciudad podrida que reflejaba una normalidad enfermiza y contagiosa.
 
Y así, escuchando a Immortal Technique amaneció y salió el sol y con él la luz del nuevo día se coló por aquella ventana escudriñando entre sus ojos apáticos y somnolientos, recordándole que su puto día de la marmota había vuelto a comenzar. Su aliento apestaba a perros muertos, sus pelos y su barba denotaban varias semanas de peleas con las dudas pero en ese momento eso también se la traía floja ya eran veinte días, ocho horas y cuarenta y siete segundos bajando del Parnaso y hoy tenía la certeza de haber dado de bruces con el remedio a sus males.
Hoy sí, el sol le iluminaba. Hoy evocaría a l@s mejores, los que una sociedad sin vida, apática y errante tachó de maldit@s; Virginia Woolf, Alejandra Pizarnik, Ángel Ganivet, Alfonsina Storni, Sylvia Plath, entre otros. Hoy culminaría su obra maestra tomando un poco de cada uno de l@s mejores. El gas, el agua, Seconal…
                                                                                                                                 …ahora Él ya no existe pero su otro yo ha encontrado un nuevo amigo imaginario; dice llamarse Enrico Freire y ambos van a escribir “Explosión”, y antes del grito, tardo cuarenta y cuatro años, tres meses y un día en encontrar la salida.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Contradicción Lógica.



 
Una vez descartado lo imposible,
lo que queda,
por improbable que parezca,
debe ser la verdad.”
(Arthur Conan Doyle)


       Como cada año llega un periodo estacional en el que el otoño, con un puntapié, da al verano por satisfecho, quedando éste sofocado y caduco hasta el próximo año. En los bosques, algunos árboles desarrollando su estrategia biológica se desprenden cariñosamente de sus hojas y meciéndose éstas, descienden vencidas en un osado viaje hasta decorar los suelos con un frondoso y original manto natural. Otros árboles tienen un pacto con el sol; les manifiestan su preferencia a no desprenderse de sus hojas con la condición de cambiarlas de color, decorando así la infinita grandeza de los bosques. De esta manera, una nueva estrategia biológica se pone en marcha; disminuyendo la clorofila, las hojas adquieren tonalidades rojizas, violetas, marrones...
La prudente y sabia naturaleza nos deleita una vez más la vista con lo que es el principio de otro ciclo natural. Y yo sigo haciéndome preguntas;
¿Se puede renunciar a la condición de humano alegando vergüenza ajena? ¿Podré huir de mí mismo siendo un duende y paseando en bolas por los bosques?
 Y para escribir esta mierda gritaré; que os jodan.
           Y como cada año también, como viene siendo hábito por estas fechas, muchos somos los que nos vemos desplazados y «en el peor de los casos» despojados de nuestro hábitat con total impunidad. Sí, vosotros los humanos nos imponéis vallas cinegéticas, cicatrices del desgarro que limitan nuestra libertad, privatizáis los bosques en pro de vuestros malditos intereses económicos. No habéis tenido ni la menor consideración y vuestro egoísmo va más allá. Habláis de gestión forestal sostenible hablando de mejorar la biodiversidad y justificáis impactos ambientales propiciados por la explotación forestal y cuando no, prendéis con rentables fuegos los bosques y os beneficiáis hasta por sofocarlos colgándoos réditos políticos y medallitas. Vuestras políticas ecologistas son de cajón, quedan reducidas a los intereses del mercado monopolista, vuestros privilegios son nuestra tumba y éstos convertirán los bosques—nuestro ecosistema— en centros urbanos de esparcimiento, sin otra vida que la humana los domingos y festivos —barbacoas y cervezas, desperdicios e inmundicia —.
Nosotros los duendes, somos víctimas directas de vuestro expolio, nuestras setas-casa desaparecen, vosotros humanos nos condenáis y vosotros pagaréis con creces el despreciable escamoteo al que nos sometéis, el saqueo, el pillaje y el exceso de impunidad del que gozáis no os salvarán, miserables.
Es domingo y terminando de escribir esto, me levanto de la silla, bostezo, entro al baño y mientras me miro al espejo gesticulo ridículamente con mi boca; me doy asco. Estoy gordo y feo. Pillo el móvil y llamo a unos cuantos de colegas;
-¿Os hace subir al monte a cazar duendes y tomar unas cervezas y bocatas?-
«Uffff… acatarme a la lógica es que me saca de quicio.»
—«Contradicción»—


jueves, 12 de diciembre de 2013

La Colección De Mis Olvidos (IV)



"Sólo al soñar tenemos libertad,
siempre fue así y siempre así será."
  (El Club de los poetas muertos.)
 




Escuché gritos que entraban junto a los destellos de color sepia y empecé a caminar hacia aquel ventanuco pero Julia, que parecía haber salido de la nada, gritó enfurecida:
-¡Aléjate de la ventana! ¿No me has oído?-
Asombrado me giré hacia ella:
-Hola Julia, ¿Dónde te habías meti…-  No pude terminar. Escuché un ensordecedor ruido seguido de un histriónico pitido; piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…, salí despedido y en décimas de segundo mi cuerpo voló, abrí los ojos aturdido, confundido y con un intenso dolor en mi cabeza.
Julia me observaba con infinita malevolencia, dejando apoyado sobre la pared un enorme palo de madera.
Con mis manos hice el ademán de alcanzar mi cabeza pero no pude moverme, todo giraba a mi alrededor, parecía un maldito tiovivo. Volví a cerrar los ojos y permanecí dormido no sé por cuánto tiempo más pero en mi letargo escuché voces de varias personas.
La sala en la que me encuentro es muy blanca y limpia, estoy con el doctor Saturnino Gravois, él me habla y yo le escucho, desconozco qué me dice y qué está pasando, estoy aturdido, no recuerdo haber estado nunca así. Quiero beber agua pero no puedo hablar. ¿Mis manos? Están rodeando mi cuerpo, atadas a mi espalda. Esta camisa de fuerza aprieta demasiado. ¡Mierda! ¿Una camisa de fuerza? ¿Qué ostias? Recuerdo un tipo cuyo espectáculo de magia consistía en permanecer amarrado de pies boca abajo y embutido en una camisa de fuerza, el puto Houdini, qué crack, pero yo no soy él y mucho me temo que estoy jodido, mis tímpanos van a reventar.
-Sabes quién soy, ¿cierto? No trates de hablar. Afirma o niega con la cabeza- Me indica.
-E…e…e …o…octor G…a..voi..?- Balbuceo, desesperado por la sensación de mutismo que se encuentra mi boca, trato sin éxito de mover mi lengua. De hecho, mi cerebro relaciona muy bien, responde a todos los estímulos, pero no puedo hablar. La sensación que dispone mi boca es como si hubieran puesto en ella la jodida anestesia de todos los putos dentistas de la comarca de Pamplona.
-Shhhhhhhhhhhh…- Te dije que no trataras de hablar. Pronto te pondré al corriente de todo. Ahora trata de descansar- Insinuó Saturnino entre carcajadas que parecían haber sido sacadas de una mente fuera de juicio.
Cerré los ojos dejándome mecer por la insensibilidad, pensando en la visión que anteriormente había tenido de Saturnino y de su deplorable aspecto, embutido en aquella camisa de fuerza y me introduje durmiendo, casi sin notarlo, en un apacible nirvana.

martes, 10 de diciembre de 2013

El Lugar Donde Crecen Las Cerezas.



“¿Cómo no me extraigo las venas
 y hago con ellas una escala
 para huir al otro lado de la noche?
 […]. ¿Qué haré con el miedo?”
(Alejandra Pizarnik. 1936-1972)




La muerte es como la corriente de un rio,
nunca retrocede.
La muerte describe con sangre y lágrimas
la tristeza, la nostalgia y el ahogo.
La muerte cuando se arrima,
se cuentan en silencio los pasos hasta su parcela.
La muerte es matemática,
divide corazones y multiplica las punzadas que provoca la ausencia.
La muerte es memoria, evocación,
arrastrando por mejillas el recuerdo de un mar salado.
La muerte es como un pájaro de las praderas,
vuela cuando el tiempo corre a su favor.
La muerte es como un vetusto reloj apostado en la tapia de un triste cementerio
cuando las balas buscan a los penados tras el último cigarrillo a la sombra de los altos cipreses.
La muerte es como un envío postal que nadie recogió,
viene cargada de partidas y ausencias.
La muerte es como unos niños jugando al escondite,
puede agazaparse en el sitio menos pensado.
La muerte es como el mito del andrógino,
cuando abraza sin distinción de sexos.
La muerte es…
la muerte sabe a…
la muerte…
Ella no permite soñar,
pero hace volar las botellas de agua en los coches
luego cierra las puertas y ya está.
Decidme vosotr@s si es Ella el lugar donde crecen las cerezas
o una antología sin flores.